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De Bogotá llegaron a pedalear al páramo del Romeral, los niños del Colegio República de Panamá

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Los niños del Colegio República de Panamá y del Departamental El Romeral de Sibaté, desde las 8 de la mañana también estaban listos. Cascos, chaquetas, gorros, morrales típicos de los estudiantes, sudaderas que uniforman con color el grupo de niños y niñas que llegaron a conocer el páramo del Romeral gracias a BiciCAR, se podían a lo lejos divisar. “Bogotá está muy lejos de aquí, salimos como antes de las 6 en el bus desde el colegio que queda bien al sur. Y aquí además de hacer mucho frío todo se ve muy diferente, ahora sí vamos a aprender qué es un páramo”. Asegura uno de los niños del colegio visitante que maravillado por cada cosa que ve, no oculta su emoción.

La neblina y la tenue lluvia, muy características en esta zona de páramo no tardó en llegar a la cita; empieza a posarse sobre las cabezas, los cascos y los trajes de los pequeños ciclistas. El profe David, la profe Sofía y los profes que vienen de Bogotá, dan la señal. ¡Arrancan! Al principio los pedalazos de los niños del colegio visitante son lentos, algo imprecisos y tratan de ir como zigzagueando. Pero no importa, entre risas, gritos de ansiedad y concentración a cada pedalazo avanzan los pequeños.

Jeison Sánchez, de sexto grado del Colegio República de Panamá, lleva guantes y una bufanda, pues le dijeron que el páramo era muy frio, aun para él que viene de Bogotá, una ciudad de clima cambiante e impredecible. Aun así, se fue bien equipado a la travesía “Nosotros en Bogotá vamos en bicicleta al colegio con el programa ‘Al Colegio en Bici’ y hoy nos dijeron que como BiciCAR ya estuvo en Bogotá, nosotros viniéramos a conocer la escuela, la naturaleza y el páramo que es tan importante para el agua”. ¿Por qué dices que es importante? le pregunta la profe que pedalea a su lado, y Jeison asegura sin titubear: “Pues porque aquí nace el agua, y el agua es muy importante. Hay frailejones, animales y plantas que ayudan a que el agua se cuide y nos llegue a nosotros”.

Esa importante reflexión que hace Jeison hace parte de las charlas, encuentros, capacitaciones y espacios que la CAR ha abierto con este programa BiciCAR, para enseñarles a los niños de Cundinamarca sobre los recursos que les rodea, y cómo pedaleando pueden, además de conocer, ayudar a protegerlos.

También están los niños de la Vereda Romeral que están más que habituados al recorrido y al paisaje. Ellos como anfitriones, les hablaron a los niños de Bogotá acerca del páramo, su riqueza y por qué el clima y las condiciones de vida son tan diferentes allí. Jaime Duarte es uno de los más grandes del grupo y con la voz líder de adolescente que ya lo identifica, asegura: “Hoy recorrimos como 5 kilómetros desde nuestra escuela Romeral hasta la Escuela Bradamonte. Los niños de Bogotá algunos se cansaron y hasta les dio la pálida (risas) pero eso es normal, aquí nosotros crecimos y ya no es extraño, ¡pero claro! a ellos les dio un poco duro. Lo importante es que vengan, recorran y se den cuenta que existe el aire puro, la tranquilidad y el esfuerzo de niños como nosotros que nos montamos en las bicicletas que trajo BiciCAR para no solo ir al colegio, sino reconocer lo que nos rodea y cuidarlo”.

EL pelotón de más de 30 personas entre niños, profesores y adultos que acompañaron el recorrido, parecía sobre salir cada vez que avanzaban entre la niebla, los árboles y el destapado camino que recorrieron a bordo de sus bicicletas. La recompensa, además de la experiencia, será ir con orgullo a contarles a sus familias y amigos en Bogotá, todo lo que pudieron descubrir. De nuevo regresaron al punto de partida y disfrutaron en la meta de un merecido vaso caliente de agua panela, un pedazo de queso para recobrar la energía y el almuerzo, porque sean de Bogotá o Sibaté ¡estos niños ciclistas aman comer!

Tomado de: Sala de prensa CAR