Lucy Esperanza Chois tuvo que dejar su trabajo como administradora por motivos de salud. No fue una decisión fácil pero le cambió su vida para bien.
Dejar su trabajo no significó para ella quedarse ‘quieta’ y por eso decidió trabajar para la comunidad, se dedicó a las obras sociales y comunitarias, labor que realiza sin recibir un peso a cambio. Y fue para bien ya que las actividades que realiza en las organizaciones que lidera, le han mejorado su estado de salud y por su puesto su calidad de vida.
Lucy vive en medio de los barrios Moralba y Altos del Zuque en la localidad de San Cristóbal en Bogotá, en una casa grande donde también tiene una huerta. Pertenece a dos grupos comunitarios, el primero de adultos mayores llamado “Luceros del Amanecer’ que cuenta con 70 integrantes, a quienes acompaña en actividades físicas y caminatas.
El otro es ‘Red de Amigos del Zuque’ en el que junto a 30 personas dedica un espacio de su tiempo para obras ambientales como limpiezas de residuos sólidos en el Zuque, en el río Fucha, la quebrada Chorro Colorado y La Mina de la localidad. En estos espacios naturales y otros más, han logrado sembrar más de 2.500 árboles, además conmemoran el Día de la Tierra desde hace ocho años, con siembra de especies nativas en el cerro y organizan el Festival del Zuque con recorridos de observación.
Al cerro suben hasta tres veces al mes, en un recorrido de tres horas en promedio, mientras disfrutan de la belleza del imponente Zuque al que cuidan y enseñan a los demás a cuidar. Lucy cuenta que cuando tenía 8 años, recuerda que veía venados y muchos otros animales que hoy en día ya no habitan y por ello mismo trabaja incansablemente para conservar el cerro y que las especies vuelvan a habitarlo.
Es una líder desinteresada que apoya las labores propias comunitarias, así como de entidades como la Dirección Regional Bogotá La Calera de la CAR, con la que realizaron una jornada de limpieza a la quebrada Chorro Colorado con la participación de 30 amigos del Zuque.
Lucy es una mujer muy activa que también dedica tiempo para el grupo de danza. Es casada y tiene cuatro hijos quienes le ‘alcahuetean’ estas actividades, que además de ayudar a su comunidad, le han traído felicidad a su hogar y sobretodo salud, para seguir enamorada del Zuque y continuar velando por su conservación.
Tomado de: Sala de prensa CAR