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Un nuevo invasor en la Antártida

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El reciente hallazgo de mejillones en la Antártica abre la puerta a una posible invasión de esta especie, que cambiaría “por completo” el ecosistema del continente blanco y provocaría una “tremenda pérdida de diversidad” para el planeta, reveló una investigación liderada por expertos chilenos y divulgada este lunes. La fuerte subida de la temperatura del Océano Austral a causa del cambio climático y una creciente afluencia de barcos generaron “la mezcla perfecta” para el arribo de especies invasoras a la Antártida. La existencia de mejillones o ‘choritos’ no se había registrado nunca antes y, dado que son unos “excelentes competidores por el espacio”, podrían “crecer y rápidamente dominar el ambiente”, explicó a Efe la autora del estudio, Leyla Cárdenas.

Los organismos se adhieren a los cascos de los cruceros transoceánicos y viajan miles de kilómetros hasta un ecosistema único, el del polo sur terrestre, que cada vez lo es menos. “La Antártica es uno de los pocos lugares en el mundo donde todavía no se ha registrado una invasión como tal. En el resto del mundo y como consecuencia del cambio climático, los distintos ambientes han tendido a homogeneizarse”, señaló Cárdenas, genetista del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile. Para la investigadora chilena, que ocurra esto en el punto más austral del planeta significa “una tremenda pérdida de diversidad única que ha tomado millones de años en constituirse como es”. “Hemos perturbado a tal nivel el ambiente que podríamos llegar a no tener ningún lugar (en el mundo) sin evidencias del impacto del hombre. Y estamos siendo testigos de que en el corto plazo puede ser así”, alertó la doctora, cuyo estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.

Un grupo de expertos internacionales publicó en febrero un análisis sobre las 13 especies con mayor probabilidad de invadir los ecosistemas de la Península Antártica. El ‘chorito’ chileno figuraba entre las más “problemáticas” junto con el mejillón mediterráneo, el alga marina comestible conocida como “wakame”, algunos cangrejos, ácaros y otros insectos. Los ejemplares de mejillón descubiertos por Cárdenas y su equipo de expertos norteamericanos corresponden al mismo grupo genético que habita en la Patagonia y en las islas Kerguelen, ubicadas en el Océano Índico.

De hecho, una especie cercana a este ya demostró su “alto potencial invasor” al establecerse y desarrollar poblaciones estables en el Ártico -en un ambiente parecido al del continente antártico- debido al derretimiento de los hielos asociado al calentamiento global. Si esto ocurre en el polo sur terrestre, las algas y otros organismos que viven en el sustrato antártico se verán fuertemente afectados.

Tomado de: Diario El Espectador