En medio de la lluvia y cortos saludos del sol, transcurrió un largo y productivo recorrido en las veredas 36. En el Rodeo y Quisquiza de La Calera, se logró identificar cuatro unidades productivas con buenas prácticas ambientales.
Se trata de la producción de hortalizas y aromáticas, apicultura, yogurt artesanal y pan a base de soya, que recibieron la visita de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR, para verificar 12 criterios de sostenibilidad basados en temas ambientales, sociales y económicos y así evaluar su vinculación a la estrategia de Negocios Verdes de la CAR.
“Creo que es el futuro de nuestro campo y de la seguridad alimentaria que podamos cultivar de manera orgánica, redunda en nuestra salud y que sea un producto valorado y de fácil comercialización. Ya he conocido la CAR en otras instancias, pero creo que ahí es donde está la semilla”, afirmó Nilson Paladines, representante legal de Apicalera SAS, sociedad de la cual hacen parte seis unidades productivas con enfoque natural, que cuentan con derivados lácteos, yogurt artesanal, orgánico, sin persevantes, sin saborizantes, así como derivados apícolas con un producto que se llama Súper Alimento y derivados de la miel, polen y propóleo.
La CAR busca que estos “negocios verdes” (producidos de manera sostenible y con impacto social positivo), identificados por profesionales de la Dirección Regional Bogotá La Calera, hagan parte del programa para impulsar las buenas prácticas ambientales y el desarrollo sostenible.
“Verificamos que tenga buenas prácticas ambientales, claridad en su negocio, que incluya mujeres cabeza de hogar, que estén asociados, que son puntos a favor del productor”, dijo Jenny Rueda, profesional de la Dirección de Cultura Ambiental y Servicio al Ciudadano del programa de producción más limpia y negocios verdes.
Por la misma línea de Nilson, figuran productos como hortalizas, aromáticas, pan a base de soya que son cultivados y producidos libre de químicos, pero llenos de amor, dedicación y esfuerzo.
El programa, aunque no financia económicamente los proyectos, sí busca plazas o escenarios de comercialización que sean visitadas por personas que ya tienen una conciencia ambiental más arraigada y que pagan más por un producto agroecológico.
También trabajan en una plataforma con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, con el que se comparte la base de datos de productores de la CAR, para eliminar el intermediario, y sea un tema de productor a consumidor final, de modo que las ganancias lleguen al propio campesino o productor.
“En el marco de la Red de Empresas Sostenibles – RedesCAR, en 2017 tuvimos un proceso de concertación interesante con Don Jediondo porque querían tener productores agroecológicos, se les compartió la información e iniciaron un proceso concertación, convirtiéndose en empresas ancla para esos pequeños productores que están haciendo las cosas de manera sostenible, consiente, generando un buen impacto ambiental”, señaló Jenny.
Para ello, la CAR continua el proceso de vinculación, realizando visitas técnicas de seguimiento para reportar la mejora del productor y si realmente sigue trabajando, porque uno de los puntos álgidos es la continuidad y comercialización. Sin embargo, así como Nilson, son muchos los productores que trabajan de sol a sol para cumplir los requisitos de sostenibilidad y lograr llevar productos verdes y libres de químicos a los hogares colombianos.
Tomado de: Sala de prensa CAR