Algunos de los parques en donde los funcionarios fueron intimidados son Chibiriquete (Caquetá, Meta, Guaviare), Cahuinarí (Caquetá y Putumayo), Río Puré (Amazonas) y Yaigojé Apaporis (Vaupés). En dos de esos parques hay presencia de pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
Desde esta semana, los parques Chiribiquete, Cahuinarí, Yaigojé Apaporis y Río Puré están desprovistos de sus autoridades ambientales. Los guardaparques que cuidaban 9 millones de hectáreas de ecosistemas amazónicos llegaron a Bogotá o a zonas aledañas a sus áreas en búsqueda de protección porque su permanencia dentro o cerca de las áreas protegidas estaba poniendo en peligro su vida.
De acuerdo con Semana Sostenible, un grupo de disidencias de la FARC que se identifica como el frente Carolina Ramírez reunió a algunos funcionarios a las orillas del río Caquetá y les comunicó que los funcionarios debían salir de los Parques. Les dio algunas horas para evacuar y les comunicó que “no se necesita su presencia porque el control ambiental lo hacemos nosotros. Ya contamos con los respectivos manuales de manejo de los recursos y de reglamentación de pesca, caza y tumba”.
En diciembre, funcionarios de Parques Nacionales que iban desde La Paya hacia inmediaciones del PNN Chibiriquete por el río Caquetá y fueron abordados por actores armados. Los dejaron a la orilla del río y les obligaron a dejar atrás todos los equipos: cámaras, computadores, gasolina, remesas, radios, GPS, etc.
Según la comunicación que entregaron los armados a los funcionarios y las comunidades, la orden de sacar a Parques responde a tres razones: la Operación Artemisa, que es la estrategia militar del gobierno para detener la deforestación en Amazonia; porque Parques avisa a las autoridades sobre puntos donde haya minería ilegal y actividades ilícitas dentro de las áreas protegidas, y porque supuestamente no había consenso con comunidades para el uso de recursos.
De acuerdo con Carlos Bojacá, defensor del pueblo del Vaupés, desde el año pasado han habido cuatro alertas tempranas desde el 2015 por presencia de grupos armados en ese departamento, en donde hay fuerte presencia de comunidades indígenas. “Ahora se habla de nos grupos mucho más grandes que en esa época. Vaupés más bien ha sido una zona de tránsito, retaguardia, como de descanso. No necesariamente hay enfrentamientos, pero sí hay ríos que se usan como corredores para actividades ilícitas”.
Tomada de: El espectador