En el departamento, que fue la cuna fundadora de estas organizaciones, hay cerca de 700 Juntas de Acción Comunal (JAC) que, tras capacitaciones y acompañamiento, han participados en proyectos para el progreso de sus comunidades. Desde el siglo pasado, cuando nacieron las Juntas de Acción Comunal (JAC) en Colombia, la ciudadanía ha tenido la oportunidad de participar de manera más activa en las decisiones que toman los dirigentes. Lo anterior no es novedad. Sin embargo, no a todas se les ha dado la misma voz, tanto así que hay quienes las confunden con las Juntas Administradoras Locales (JAL), pese a que son organismos distintos y tienen funciones distintas.
“Que involucren a las JAC en procesos que tendrán repercusión directa en una comunidad es valioso, pues nosotros conocemos de primera mano las necesidades de los territorios porque estamos al pie de ellas. Ahora nos dieron la oportunidad de volver a ser entes de importancia, ya que en épocas anteriores era una entidad olvidada”, asegura Jimeno León, presidente de la JAC de la vereda Las Palmas (Viotá), Cundinamarca.
De acuerdo con él, desde hace unos años atrás han podido aportar desde varias aristas para el progreso de los lugares, en algunos casos, alejados. Así, según la Gobernación de Cundinamarca, se ha logrado maximizar recursos porque también los líderes comunitarios se han organizado para contribuir con capital humano en los proyectos que se adelantan en sus veredas o municipios.
“Nosotros aportamos con mano de obra no calificada, hablamos con varios vecinos y más o menos 15 personas decidieron trabajar. De esa manera se ahorró dinero y logramos construir unos metros adicionales de placa huellas, que nos han servido para movilizarnos con mayor comodidad, especialmente en las épocas de invierno, y atraer el turismo, que estamos creciendo en ese aspecto”, afirma León.
El papel y el empoderamiento de la JAC de Las Palmas se replica en las de otros territorios. Por ejemplo, Ricardo Amaya, presidente las Asociación de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas) del municipio de Cachipay, indica que no solo participaron en proyectos de infraestructura, sino también en otros que impactan el tejido social. “Nosotros jalonamos la reactivación de la emisora comunitaria que no estaba funcionando. Además, lideramos ‘Juntas al día’, una iniciativa que promueve que las JAC tengan en orden su documentación para que pueden participar en lo que nos proponen las instituciones”.
En esa línea, que las juntas tuvieran al día sus papeles fue el principal reto para volverlas columnas vertebrales en sus territorios, ya que así podían participar en concursos de la Gobernación. Para lograr lo anterior fue necesario capacitar a sus miembros y brindarles asesorías para acompañarlos en el proceso de legalización de los documentos. Lo anterior se logró a través de cada presidente de Asojuntas. Diferente a ese desafío no hubo mayores, ni siquiera con la ejecución o administración de recursos, de acuerdo con Julio Roberto Salazar, gerente del Instituto Departamental de Acción Comunal (Idaco).
“Las JAC han sido constructoras de desarrollo y de progreso en los territorios. En Cundinamarca, particularmente, donde nació la acción comunal en 1958, quisimos reivindicar sus derechos, por lo que diseñamos ofertas para darles relevancia, reconocimiento y fortalecimiento. Así hemos logrado, en los 116 municipios, que más de 700 JAC sean ejecutoras de proyectos a través de las obras de impacto social y comunitario”, señala Salazar.
Según él, en años anteriores el Idaco cumplía las veces de ente para adelantar inspección, control y vigilancia a las JAC, de hecho “era una institución que no tenía mayor relevancia ni brindaba oportunidades a los comunales. Sin embargo, el gobierno anterior empezó a trabajar con ellos, a la gente le gustó y tuvo buen impacto. A partir de eso, el trabajo con las juntas se postuló como meta en el plan de desarrollo de esta administración, con el fin de manejarla como una política”. Así, las JAC contribuyen con un aporte mínimo de especie o mano de obra y firman convenios con la Gobernación, que aporta recursos económicos, para adelantar los proyectos.
En ese sentido, se han podido construir placa huellas, acueductos, ecoparques, mejorar viviendas y fachadas de escuelas, entre otros. Además, cada JAC gestiona sus propias actividades, “como nosotros que ideamos el ‘Gran desafío comunal’, en el que 19 de las 21 juntas de nuestro municipio, Pulí, salimos a limpiar caminos, cunetas y salones comunales. También hemos organizado salidas ecológicas para la comunidad y ahora en la época navideña planeamos las novenas para los niños y un compartir para el 24 de diciembre”, señala Sandra Castillo, presidenta de Asojuntas de Pulí (Cundinamarca).
Tomado de: Diario El Espectador