Los incendios en la región amazónica se deben a las quemas provocadas para deforestar un terreno a fin de convertirlo en área de pastoreo o para limpiar áreas ya deforestadas, generalmente en la temporada seca, que debe acabar dentro de dos meses. “Lo que estamos viendo es consecuencia del aumento de la deforestación vista en cifras recientes”, dijo Ricardo Mello, del programa Amazonía del Fondo Mundial para la Naturaleza-Brasil.
El INPE reveló un fuerte aumento de la deforestación en los últimos meses en la Amazonía, que llegó a 2.254,8 km2 en julio, casi el cuádruple del mismo mes de 2018. Para Mello, los índices crecieron bajo una sensación de impunidad ante crímenes ambientales y por la disminución de la capacidad del estado para vigilar el territorio.
En las redes sociales también se evidenció cómo las espesas nubes de humo han llegado a cubrir varias ciudades en los últimos días. La tarde del lunes, Sao Paulo se oscureció por completo antes de las 4 de la tarde, como consecuencia de la llegada de una corriente fría y de vientos que cargaban partículas de quemas en Paraguay, según especialistas.
Imágenes satelitales muestran que las emisiones de monóxido de carbono causadas por las conflagraciones se extienden por todos los países que colindan con la Amazonia, con especial énfasis en la frontera de Bolivia y Brasil.
El presidente Jair Bolsonaro, conocido por criticar políticas ambientalistas, destituyó recientemente al presidente del INPE por la divulgación de cifras que evidenciaban el aumento de la deforestación en Brasil. Consultado sobre el avance de los incendios, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, respondió a la AFP que “el gobierno movilizó todo el efectivo de brigadistas y aeronaves y ya están actuando junto con los gobiernos regionales”.
Brasil, bajo la dirección de Bolsonaro, desistió de albergar la Conferencia del Clima de las Naciones UnidAS (COP 25), que ahora tendrá lugar en diciembre en Chile.