Con la latente preocupación del proceso paulatino de extinción de las abejas, se toma la ruta hacia el municipio de La Vega, Cundinamarca. Amanece, las calles son desiertas y el sol apenas se asoma, el objetivo está claro en la cálida población, situada a 54 kilómetros de la capital.
En este municipio de clima templado, la Dirección de Gestión del Ordenamiento Ambiental y Territorial de la CAR y la empresa FUNDASET, llevaron el proyecto para promover el aumento de polinizadores como iniciativa de conservación, que a su vez fomenta la producción apícola 10 de las 50 familias que adoptaron este proyecto en territorio CAR, se ubican en esta bella población.
Una de las familias beneficiadas está integrada por ‘los Moreno’, dos hermanos y su sobrino, quienes residen en la vereda El Dintel. Durante el último año se han dedicado de lleno al proyecto cuidando las abejas, actividad que ha contribuido al aumento de polinizadores en el área protegida que ellos tienen a su cargo. Ellos son: Wilson, William y Juan Carlos, el primero ejerce como presidente de la junta de acción comunal de la vereda, quien se enteró del plan que tenía la CAR junto a FUNDASET, llevando la información a las demás familias, difundiendo cada una de las etapas y actividades que realizaron para el conocimiento y manejo de las abejas.
A media mañana, la luz del sol comienza a calentar las verdes tierras de esta vereda. A pesar de la humedad, la brisa refresca la jornada y mueve las copas de los árboles. Precisamente las hojas secas de eucalipto o romero, especies predominantes en la zona, son las que se utilizan para el ahumador, dispositivo que permite apaciguar a las abejas, según comenta Oscar Mauricio Rincón, coordinador general del proyecto
Para continuar con la jornada, visitantes y apicultores preparan el overol correspondiente. El equipo para este tipo de trabajo está compuesto por careta o máscara, guantes y botas plásticas que fueron entregados por la CAR como aporte para incentivar la actividad en la zona. Igualmente fueron dispuestos el cepillo para desabejar y la palanca para manejo de cuadros de las tres colmenas. Estas herramientas también fueron suministradas por la autoridad ambiental.
Son nueve las colmenas ubicadas en las áreas de conservación, que la ‘Familia Moreno’ viene cuidando con dedicación, amor y con ese entusiasmo con el que hablan y agradecen de los beneficios obtenidos tras la producción, cosecha y comercialización del polen y la miel; sobre todo por el conocimiento que adquirieron para dejar el miedo a las indefensas abejas, un conocimiento que lograron a instancias del apoyo de la CAR y FUNDASET, hasta convertirse en apicultores.
Tomada de: CAR