De acuerdo con Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, en el documento de la ley orgánica de la Región Metropolitana, no se resuelven todas las dudas.
Esta semana el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, en compañía de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, radicó el proyecto de ley orgánica de la región metropolitana en el Congreso de la República.
La iniciativa tendrá una serie de debates para poder reglamentar su funcionamiento y según el gobernador; el documento resuelve buena parte de las dudas que se presentaban en la comunidad desde el año 2020.
No obstante, Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, afirmó que no es claro cuál sería el procedimiento en caso que los municipios decidan retirarse más adelante del proyecto.
Esto, basado en los artículos 7 y 8 que dejan que, la posibilidad de vinculación no se limita únicamente a municipios vecinos de Bogotá, sino que también a territorios que tengan relación con las temáticas del documento.
Otra duda tiene que ver con cómo quedaría el mapa final y si es posible que la región tuviera ‘huecos’ en su territorio. “¿Es una condición el límite geográfico o no? Por ejemplo, qué pasa en el caso de que Zipaquirá se una, pero Cajicá o Chía decidan no hacerlo”, anota Oróstegui.
Para Oróstegui, este plan no tiene una figura comparable en la ley colombiana, es decir, no se sabe exactamente qué es. “Parece juntar las características de un plan de desarrollo con un plan de ordenamiento territorial”, indica. Pero advierte sobre un detalle que ya se temían los municipios.
Información de: El Espectador y El Tiempo
